viernes, 16 de septiembre de 2011

INSTANTES

Nuestra vida está llena de innumerables instantes. Algunos agradables, otros no tan agradables, pero tambien existen esos importantes instantes de la vida que dejamos pasar y que sin darnos cuenta, podrían ser una fuente constante de alegria y de crecimiento personal.

 
  No creo que exista una persona que pueda interpretar de mejor manera lo que son estos instantes como el poeta argentino, Jorge Luis Borges.
 
 Cada mañana al levantarme, me pregunto ¿cuales seran esos instantes que me haran crecer y cuales de hoy me haran inmensamente feliz? y descubro que cada instante es una invitación para más, para crecer, para encontrarse, para perdonar, para comenzar de nuevo.

Pero finalmente, instantes que unidos crean toda una vida. Me doy cuenta que cada instante es un regalo de vida, y que no lo debo dejar pasar. Por eso quiero hoy utilizar este espacio para publicar el poema Instantes de Jorge Luis Borges, y con esto invitarte a crecer y ser felíz.

Instantes

Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.

  Quisiera que el instante más compasivo de mi vida, me definiera como persona.
Ana J. Cesarino

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