lunes, 6 de mayo de 2013

... Y LO LOGRAMOS!




Hay situaciones en la vida que logran realmente sorprenderte, y que aparecen cuando menos lo esperamos. 

Uno de mis grandes sueños como profesional ha sido poder contar con una generación de relevo. Revelo que pueda continuar con amor, firmeza, vocación y dedicación el trabajo que algunos de nosotros, psiquiatras y psicólogos, hemos decidido recorrer. Y hemos recorrido con la  firme convicción de que ese era nuestro llamado de servicio a la humanidad. 

Como ustedes ya saben, ser psiquiatra y psicólogo clínico requiere de mucha paciencia, de mucha escucha; de sumergirse no solo en el mundo del conocimiento, sino también en el mundo de nuestro yo interior para lograr surgir airosos de los debacles que la vida va presentándonos día a día. 

No es solo el poder mirarnos, hacer insight y canalizar nuestras situaciones: es ser capaz de ir mas allá y escuchar al otro, utilizando todas las herramientas que se nos han dado, y hacerlo con corazón abierto y manos extendidas, para que ésta sea una mejor sociedad. 

Este fin de semana, mi gran amiga y colaboradora de mi fundación,  la Dra. Pastora Linares, me invito a compartir con ella una clase de postgrado en Psiquiatría Infantil y Juvenil, y, así mismo, Higiene Mental en el desarrollo del Niño y del adolescente. Esta clase era dirigida a psiquiatras que buscaban su especialización en Prevención y tratamiento del área infanto-juvenil, de igual manera que a psicólogos y educadores que buscan afianzar la prevención dentro de lo que es la Higiene Mental.


De más está decir que muy pocas veces, y por razones de peso, rechazo cualquier tipo de actividad que tenga una incidencia importante en ésta, que ha sido la opción de vida que he decidido tomar.


Cuando conocí a la Dra. Pastora me di cuenta inmediatamente de su agudeza mental, de su calidez humana y de sus deseos de servicio. Prueba de ello ha sido la constante fidelidad que ha tenido hacia mi fundación y mis pacientes. La considero un pilar importante dentro de la misma.

Así que cuando me encontré con ella el viernes en la mañana del 3 de Mayo en la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, para la clase que habíamos pautado, me topé con un grupo de psiquiatras, psicólogos y educadores que habían configurado un grupo de estudio muy bien consolidado e integrado. 

Asimismo sin ninguna resistencia a lo nuevo o desconocido, podía ver en ellos un profundo deseo de aprendizaje, de profundizar y traspasar fronteras. A pesar de la intensa jornada en la que hubo mucho intercambio de ideas y diálogos intensos en los que se les invitaba a ir mas allá de lo esencial, sus respuestas eran claras, contundentes, lógicas  que eran muestra de la búsqueda de ser el profesional ético,  moral y exitoso que tanto necesitamos.


Las observaciones que se les hizo de parte nuestra fueron todas acogidas con respeto y  humildad, como la de aquel que busca crecer como persona y profesional.

Finalmente debo reconocer que la experiencia de haber participado en esta clase fue altamente gratificante: por un lado reconozco el admirable trabajo logrado con estos profesionales por la Dra. Pastora; y a ellos, estudiantes, el inmenso agradecimiento de haber asumido el reto de ser profesionales íntegros  sin querer dejar atrás su humanidad.

¡Bravo Pastora! ¡Excelente trabajo! ¡Bravo por ustedes muchachos, que han decidido asumir el reto de hacer una diferencia!

Finalmente, llego mi generación de relevo.

Fuerza, Fe y Esperanza. El mundo aguarda por ustedes. 

Dios los bendiga.