viernes, 18 de marzo de 2011

EL SENTIDO DE LA ESPERA

En el mundo de lo inmediato esperar es visto con desprecio. La tecnología hace vivir la fantasía que todo es realizable en este preciso instante, sin otra limitación que la capacidad económica para trasladar los sentimientos y sensaciones de una esquina a otra del planeta, y del pasado hasta el futuro, confundiendo lo real con lo sentido y experimentado. Nunca se confunde con lo reflexionado y asumido.
Por lo tanto es frecuente observar que en éste mundo de sensaciones y de inmediatez a veces nos vemos confrontados con la realidad del tiempo; y es que de alguna manera percibimos que el tiempo es nuestro enemigo, cuando en realidad el tiempo puede ser nuestro mejor aliado.
El meollo del asunto es que nos gusta controlar todo y satisfacer nuestros requerimientos o necesidades como mejor nos plazca, por lo que nos gustaría también poder controlar el tiempo, pero ¡ojo!, no el tiempo que nos ayuda a perfeccionarnos en la disciplina bien llevada, en el hábito, en esos manejos del mismo que nos hacen ser fructíferos emocional, física y espiritual sino el tiempo que caprichosamente queremos doblegar para conseguir a toda ultranza lo que consideramos que es inminentemente necesario.
Un ejemplo sencillo de esto es el de un niño que pide un helado a la mamá; ella le responde que en diez minutos puede concluir la actividad que la tiene ocupada y lo complacerá; sin embargo el niño la comienza a presionar, coaccionar, manipular porque caprichosamente quiere doblegar el tiempo y conseguir lo que quiere. A diferencia del niño que se levanta temprano para no llegar tarde a sus clases. En ambos casos el manejo emocional del tiempo es completamente distinto.
En el primer caso el niño no posee la madurez necesaria para entender como su intervención caprichosa e intolerante en el que desea manejar el tiempo obstaculiza el desenvolvimiento de las actividades de la mamá, que en algunos casos puede traer repercusiones importantes en todas las dimensiones familiares, sociales y laborales. Por el otro lado, se observa al otro niño que maneja con madurez el tiempo; entiende la necesidad de su puntualidad para sus clases, y así mismo entiende y busca respetar las necesidades de su entorno familiar.
Y es que la madurez de una persona también puede medirse por el manejo del tiempo. Tener la capacidad de entender que ciertos procesos no se pueden saltar o vivir de manera instantánea, sino vivir cada uno de ellos con todas sus posibilidades pero también con todas sus limitaciones.
Así como un buen vino necesita de varios años en una barrica de cedro para adquirir el cuerpo y el aroma exacto de su marca, así debe ser el ser humano. Requiere tiempo, experiencia y reflexión alcanzar progresos importantes en el proceso de ser persona.
A veces nos comportamos como el niño intolerante, incapaz de esperar para obtener lo que desea, sin medir las consecuencias de nuestras acciones porque “yo y solo yo” puedo entender y manejar el tiempo. Porque la impaciencia ha nublado mi raciocinio y mi aspecto visceral es el que responde a todo lo que deseo sin tomar en cuenta el proceso importante del tiempo.
Paciencia es la capacidad de espera. Puede parecerse a aquel fotógrafo de la vida silvestre que pretende retratar aspectos de la naturaleza que requiere de su vigilante cautela para accionar la cámara en el momento preciso. Todos los preparativos, que son ignorados por la mayoría de las personas y no cuentan con el brillo necesario para ser narrados, resultan imprescindibles y fundamentales para el resultado de la perfecta fotografía. Es el arte de saber esperar. De considerar que la espera tranquila forma parte de la vida, no como un desecho que hay que arrastrar, sino la actitud que incuba el proceso de transformación.
No debemos confundir la paciencia, por lo tanto, con la pasividad, la indiferencia o una resignación mal llevada. Esta, está impregnada de esperanza.  Es ardua. No desfallece a las primeras de cambio. Su meta se encuentra en el horizonte. Entiende que debe marcar camino. La verdadera paciencia es prudente pues conoce el momento preciso en el que puede alcanzar la meta. Por lo cual no violenta eventos ni situaciones. Posee la capacidad de diferenciar lo realizable de forma inmediata y lo que requiere de mayor tiempo, sin el soborno del desaliento. Por eso la paciencia nos lleva al importante mundo de la madurez psicológica, y es allí cuando entendemos que no podemos ni debemos precipitarnos. Es sabio decir y entender que TODO TIENE SU TIEMPO DE SER.
Crecer como persona implica tener una gran capacidad de espera, no solo con otros sino con uno mismo. Entender que durante algún tiempo pudimos haber vivido de manera equivocada y que redireccionar esta realidad a otra más fructífera tomará tiempo y paciencia.
Es común que muchas personas se me acerquen agobiadas por el peso de su pasado, queriendo crear un presente y un futuro distinto. Pero uno de los grandes obstáculos que encuentro es que quieren un cambio inmediato, como por arte de magia. Y es que cambiar, transformarse, ser persona toma tiempo y energía. Quizás en algunos casos pueda parecer lento, pero esa lentitud es sinónimo de seguridad, de firmeza, de consolidación.
La paciencia trae recompensas y sorpresas maravillosas que con su fascinación nos deslumbran. La paciencia justa es el verdadero arte de amar. Nos permite esperar con tranquilidad y entereza, hacer los cambios necesarios para que podamos ser persona, así mismo con los que nos rodean.
Por lo tanto, decido amarme a mi misma, teniéndome la justa paciencia que necesito, entendiendo que muchas de mis limitaciones podrán desaparecer mañana, pero que otras permanecerán para crear en mí una gran fortaleza personal.
En la medida en que me expreso amor a mi misma y a los demás a través de la paciencia, podré también ser recipiente del mismo.
El reloj no está en mi contra.
Está a mi favor.

3 comentarios:

  1. Hermoso articulo!
    Dicho de otro modo...procesos q tienen su tempo, mas no tiempo.

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  2. S i lo dire yo jajjajaja que este articulo se parece a mi. pues he aprendido en estos largos siete meses de impaciencia a cultivar la paciencia a ver y valorar lo que tengo a mi alrededor y lo que se escapa mas alla de mis manos que es el tiempo algo que no veo pero el cual debo aprender a valorar y a sentir como un aliado en mi vida para sanar mis heridas desde lo mas profundo de mi ser, aunque la tecnologia y la rueda del reloj corran sin parar debo aprender que existe algo mas superior un ser mas superior que yo que me dictamina mi existir y que me lleva de la mano por este recorrido de la paciencia que me permita ver lo hermozo de la vida lo hermozo de la humanidad, paciencia y mas paciencia es la clave para poder llegar a lograr lo que deseamos y queremos en la vida solo asi y agarrados de la mano de Dios podremos trazar la metad a la libertad- un beso

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  3. Si quisieramos dar una definicion de Tiempo tal vez diriamos que Tiempo es : La duración o separación de las cosas sujetas a cambio;con lo que establece un pasado,un presente y un futuro y que el tiempo da el principio de CAUSALIDAD.
    Si tomamos en cuenta esta definicion nos damos cuenta que no es lo mismo Casualidad que Causalidad, y que todo lo que hacemos es causa de lo que No hacemos, profundo verdad !
    Si digo que algo es urgente para mi, es porque sencillamente no planifiqué lo que debí hacer y por esta razon se transforma en urgente, manejar el tiempo se nos hace cada vez mas cuesta arriba, pero la pregunta es soy dueño de mi tiempo, o el tiempo es mi dueño.En Eclesiastes en el capitulo 3 verso 1 nos refiere: Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora...
    pero nuestro afan de hacer las cosa no nos permiten tener una buena administración del tiempo, entonces se hace necesario que entendamos que el tiempo existe por causa de nosotros y No nosotros por causa del tiempo,nuestro pasado , presente y futuro estan a la vuelta de la esquina asi que; si hemos de Esperar o hacer algo que sea en vuestro Tiempo.

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